El macaco japonés observa a cuatro patas todo lo que ocurre a su alrededor. A los pequeños ojos negros de su cara rojiza no se les escapa nada. Está bien pertrechado contra el frío con su espeso pelaje. A veces incluso aguanta en la nieve cuando sopla un viento helado. Y después le encanta acurrucarse junto a un amigo para estar calentito. Pero igual también está a gusto en un acogedor bolsillo de la chaqueta.
3-8 años
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